miércoles, 16 de noviembre de 2011

Marco Rector...o....ser gay o no ser gay...

Hoy (miércoles 16/11/11) con horror (aunque a un paso del acostumbramiento), he visto el programa de Luis Bareiro en un canal de aire tratando (valga la pena hacer el juego de palabras "tratando de tratar...") el "Marco rector pedagogico de la educacion integral de la sexualidad" siendo invitados para el debate Simón Cazal, presidente de SomosGay y el señor Juan Vera (cuya participación social "había sido es extensa" googleénlo y sabrán).
Una vez más, me "salió el indio" homofóbico que llevo dentro y me dio vergüenza ajena gracias al programa. Anteriores ocasiones he visto a el líder de la asociación gay  presentarse como un tipo sereno y muuy educado. Para mi suprema frustración, reconozco que mi intolerancia por los hombres homosexuales me predeterminaba a inclinarme por su par opositor en el debate. Luego, el Sr. Vera me lo simplificó bastante.
Mil veces, el lado "heterosexual" del debate hizo el ridículo mezclando conceptos y ensuciando cualquier atisbo de encaminar la discusión a un acuerdo. Repetidas veces, la contrapartida "homosexual" demostró decoro y selección cuidadosa de sus palabras.
¡Qué rabia! ¿Porqué siempre tienen que llevar a gente que odia el estilo gay de vida y que posee un entendimiento simplista y hasta ignorante de las situaciones para medirlo un gay que defiende nada más y nada menos que SU FORMA DE VIDA?
Se hizo la enésima edición del eterno debate "homosexualidad Vs. heterosexualidad"... y del marco rector...mmm, también se habló, en lo que rozaba a la disputa.
Por si alguien alguna vez lee este blog, les dejo un solo párrafo del marco para sembrar la curiosidad y que se quiten las conclusiones sobre la utilidad de 30 minutos de discusión:
(...) La tasa de mortalidad infantil es de 19,7 por mil nacidos vivos con un elevado índice de sub-registro. La mortalidad perinatal producida fundamentalmente por falta de diagnóstico oportuno del riesgo obstétrico, referencia tardía y lesiones por maniobras inadecuadas durante el parto, contribuye significativamente a mantener altos los índices de mortalidad infantil (...)
No hay ninguna cosa que repudie más en esta existencia que la muerte que pudo ser evitada, y el dolor que ello acarrea.